Page 488 - BORGES INTERACTIVO
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                    La ensayista argentina Beatriz Sarlo sugiere esta seductora teoría: Borges se ha venido
               apropiando, sólo para irlas dejando atrás, numerosas zonas de legitimación, empezando con
               la pampa, que es la tierra de sus antepasados: “Una amistad hicieron mis abuelos / con esta
               lejanía / y conquistaron la intimidad de la pampa”. Enseguida la ciudad de Buenos Aires: “Soy
               hombre de ciudad, de barrio, de calle…”, “Las calles de Buenos Aires ya son la entraña de mi
               alma” para culminar con la invención de las orillas, la frontera entre lo urbano y lo rural que
               antes mencioné y que le permite a  Borges instalarse, orillero eterno, en los márgenes, no ya
               de la historia argentina, sino de las historias europeas y asiáticas también. Ésta es la legitimación
               final de la escritura borgeana.
                    Pero si esta trayectoria es cierta en un sentido crítico, en otro produce un resultado de
               coherencia perfecta con la militancia de Borges en la vanguardia modernista de su juventud: el
               proyecto de dejar atrás el realismo mimético, el folclore y el naturalismo.
                    No olvidemos que Borges fue quien abrió las ventanas cerradas en las recámaras del
               realismo plano para mostrarnos un ancho horizonte de figuras probables, ya no de caracteres
               clínicos. Éste es uno de sus regalos a la literatura hispanoamericana. Más allá de los psicolo-
               gismos exhaustos y de los mimetismos constrictivos, Borges le otorgó el lugar protagónico al
               espejo y al laberinto, al jardín y al libro, a los tiempos y a los espacios.
                    Nos recordó a todos que nuestra cultura es más ancha que cualquier teoría reductivista
               de la misma —literaria o política. Y que ello es así porque la realidad es más amplia que cual-
               quiera de sus definiciones.
                    Más allá de sus obvias y fecundas deudas hacia la literatura fantástica de Felisberto Her-
               nández o hacia la libertad lingüística alcanzada por Macedonio Fernández, Borges fue el primer
               narrador de lengua española en las Américas (Machado de Assis ya lo había logrado, milagro-
                             Universidad Autónoma de Chiapas
     	
