Page 489 - BORGES INTERACTIVO
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES • ANTONIO DURÁN RUIZ 489
samente, en la lengua portuguesa del Brasil) que verdaderamente nos liberó del naturalismo y
que redefinió lo real en términos literarios, es decir, imaginativos. En literatura, nos confirmó
Borges, la realidad es lo imaginado.
Esto es lo que he llamado, varias veces, la Constitución Borgeana: confusión de todos los
géneros, rescate de todas las tradiciones, creación de un nuevo paisaje sobre el cual construir
las casas de la ironía, el humor y el juego, pero también una profunda revolución que iden-
tifica a la libertad con la imaginación y que, a partir de esta identificación, propone un nuevo
lenguaje.
Borges nos enseñó a comprender, en primer lugar, la realidad relativista aunque incluyen-
te del tiempo y el espacio modernos. No puede haber sistemas de conocimiento cerrados y
autosuficientes, porque cada observador describirá cualquier acontecimiento desde una pers-
pectiva diferente. Para hacerlo, el observador necesita hacer uso de un lenguaje. Por ello, el
tiempo y el espacio son elementos de lenguaje necesarios para que el observador describa su
entorno (su “circunstancia” orteguiana).
El espacio y el tiempo son lenguaje.
El espacio y el tiempo constituyen un sistema descriptivo abierto y relativo.
Si esto es cierto, el lenguaje puede alojar tiempos y espacios diversos, precisamente los
“tiempos divergentes, convergentes y paralelos” de “El jardín de senderos que se bifurcan”, o
los espacios de “El Aleph”, donde todos los lugares son y pueden ser vistos simultáneamente.
De este modo, el tiempo y el espacio se convierten, en las ficciones de Borges, en pro-
tagonistas, con los mismos títulos que Tom Jones o Anna Karenina en la literatura realista. Pero
cuando se trata de Borges, nos asalta la duda: ¿son solamente todo tiempo y todo espacio
—inclusivos— o son también nuestro tiempo y nuestro espacio —relativos?
Universidad Autónoma de Chiapas