Page 64 - LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO
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LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO.
       64      HISTORIA, CARACTERIZACIÓN Y PERSPECTIVAS






                         …compraron ornamentos, colchoncillos, camisas, pescado, aceite, vino, garbanzos, arroz,
                    conservas, muchas vasijas de cobre, así como cántaros, ollas, sartenes, aceiteras, jeringas, vino,
                    bizcocho y otras muchas cosas que son necesarias para la mar y para después llegados a tierra; y
                    por dilatarse mucho la partida se perdió mucho del matalotaje y otro se dañó. (Martínez, 1983: 60)


                    Varias semanas duraba la navegación entre las Canarias y las Antillas del Caribe, entre ellas
               La Española (Santo Domingo), Cuba, Jamaica y San Juan de Borínquen (Puerto Rico). Al igual de

               lo sucedido tras la conquista de las Islas Canarias, los animales que llegaron vivos a las Antillas se

               multiplicaron de manera extraordinaria en un corto tiempo, y sirvieron para el sostenimiento de
               los nuevos colonos, y poco después para las incursiones de conquista en la Nueva España y en la
               Tierra Firme. Para este momento ya existía una buena cantidad de ganado bovino en las Antillas,

               tal vez una mezcla indefinida principalmente de las razas andaluzas y canarias, que es la misma

               variedad y diversidad que se encuentra hoy día en el ganado Criollo americano.
                    La multiplicación del ganado bovino en el Caribe fue tan grande, que en la primera mitad
               del siglo XVI había tal abundancia de carne de vaca que para 1544 en Santo Domingo “no vale

               una vaca más que un ducado , que es el valor del cuero” (Martínez, 1983: 108); estos cueros se
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               habían vuelto uno de los principales productos de exportación a España, y siempre se procuraba
               que las naves hicieran el retorno con esa carga.



                    Los viajes de colonización

               Una vez que se establecieron las rutas marítimas entre la Península y las diferentes islas antillanas,
               no únicamente se pensaba en el traslado de los animales que harían más llevadera la vida de los
               incipientes colonos, sino en que ellos pudieran valerse por sí mismos. De este modo, a principios

               de 1502 zarpó de Sanlúcar de Barrameda una imponente flota de 30 navíos, capitaneada por Ni-

               colás de Ovando, recién nombrado como nuevo gobernador de La Española, en donde viajaron
               más de 2,500 españoles que conformaron “la primera expedición netamente colonizadora en la




               3  Con fines comparativos, en esa época el pasaje de una persona era de 6 ducados desde España hasta la Nueva España (Mar-
               tínez, 1983: 48). Un ducado equivalía a 375 maravedíes.






                             Universidad Autónoma de Chiapas
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