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LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO.
66 HISTORIA, CARACTERIZACIÓN Y PERSPECTIVAS
1993: 166). Pocos años más tarde, Cortés se desempeñó como alcalde de Baracoa, al oriente
de Cuba, donde siguió aumentando su patrimonio gracias a varias encomiendas que, entre otras
actividades, dedicaba a la cría de ganado caballar, bovino y lanar (Cebrián, 2006). Esa experiencia
como ganadero, en su momento le sería de mucha inspiración para implantar la ganadería en la
Nueva España.
Cuenta Gonzalo Fernández de Oviedo que en La Española llegaron a formarse grandes
vacadas, y que no eran extraños los hatos de más de 5,000 cabezas; del ganado no se aprove-
chaba la carne, sino que se dedicaba más a la producción de cueros para su exportación a España
(Fernández, 1959). Menciona Tudela (1993: 169) que el incremento de ganado en las Antillas fue
desmedido en virtud de que eran los caballos la especie que generaba riquezas , por lo que la
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gente descuidaba su ganado, el cual, estando libre en los campos, se reprodujo de tal manera que
la gran cantidad de vacas empezó a constituir un peligro para los cultivos.
En el caso particular de La Española, la multiplicación del ganado bovino comenzó a ser un
problema para la población local, porque las reses se metían sin control en las tierras de los la-
briegos; los vacunos andaban “por millares sin dueños en los montes y campos”, a tal grado que
Aprovéchanse de este ganado para cueros; salen negros o blancos en sus caballos con desja-
rretaderas, al campo, y corren toros y vacas, y la res que hieren y cae es suya. Desuéllanla y llevando
el cuero a su casa dejan la carne perdida por ahí, sin haber quien la gaste ni quiera por la sobra que
hay de ella. (De Acosta, 2006, Capítulo 33: 198)
Esta es una clara descripción de lo que podía ser la vida cotidiana de los vaqueros y los gana-
deros de las Antillas a mediados del siglo XVI, y tal vez de simple gente rural que, teniendo caba-
llo, podía ir al monte a “cazar” alguna vaca. El mismo padre de Acosta menciona que los cueros
son una de las mejores producciones que salen de La Española y de la Nueva España; según sus
propias descripciones, en el año 1587 llegaron en la flota que venía de Santo Domingo, más de
4 Como referencia, en La Española costaba un potro o yegua domada 5 pesos oro, y una vaca un peso (Fernández, 1959, libro
III, capítulo XI).
Universidad Autónoma de Chiapas