Page 67 - LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO
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ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA GANADERÍA BOVINA EN MÉXICO.
LA CONQUISTA E INICIO DE LA ÉPOCA COLONIAL 67
35,000 cueros, que “es de admirar cuando las bajaron en el río” Guadalquivir, en España (Ibídem).
Y realmente sería algo digno de admirar, imaginando el movimiento de gente que subía y bajaba
cueros, que llegarían seguramente crudos, y que darían trabajo y sustento a tantas familias en
ambos continentes.
Se conoce la crónica de los primeros ganados que llegaron a la Tierra Firme (Sudamérica),
precisamente desde La Española, donde Diego de Almagro, conquistador de esos dominios, em-
barcó en el año de 1514 el primer lote de bovinos, el que había adquirido al invertir gran parte de
la riqueza que había obtenido como botín de sus andanzas de “pacificación y conquista”, como se
le llamaba a lo que en realidad era el principio de la “destrucción de la tierra”; es así que Almagro,
que en sus inicios había sido un simple vaquero, se convirtió en un envidiable criador de reses
en Santa María de la Antigua, hoy Panamá (Bernand y Gruzinski, 1996: 368). Por supuesto, poca
importancia se le dio al tipo y a la cantidad de las vacas que llevó desde las Antillas, datos que no
se encuentran en las crónicas, aunque se puede suponer que eran los ganados ya criollos cuyos
ancestros habían salido originalmente de Andalucía y las Islas Canarias, con algo de sangre del
norte de España.
Un esquema semejante tuvo lugar en tierras más al sur, tal vez influenciado por el mismo
Diego de Almagro quien, ya anciano y enfermo de sífilis, peleaba en 1538 con la familia Piza-
rro por sus derechos de conquista en el Perú, específicamente en la Nueva Toledo, provincia
situada al sur de Cuzco; con las leyes promulgadas por Hernando Pizarro para reglamentar
las relaciones entre los conquistadores y los indios, se sembraron los primeros frutales y se
cosechó el primer trigo en suelo peruano, aunque “más que la agricultura, era la ganadería lo
que satisfacía la predilección de los conquistadores por los grandes espacios, y empezaron a
establecerse vaqueros en las sierras del Perú, donde eran los amos de los indios asignados a su
servicio” (Bernand y Gruzinski, 1996: 437).
Como fue el caso en las tierras venezolanas y panameñas, poco o nada se documentó sobre
el tipo de ganado bovino que llegó inicialmente a las tierras peruanas, ni de los sistemas de cría
que se implementaron en estos nuevos ambientes americanos; sin embargo, puede pensarse que
la mano de obra indígena tuvo un importante papel en el establecimiento de la ganadería, pues los
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