Page 76 - LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO
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LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO.
       76      HISTORIA, CARACTERIZACIÓN Y PERSPECTIVAS






                    3) Expansión hacia el norte del país, por el lado de la costa de las Californias hasta territorios
                       de lo que actualmente son los Estados Unidos. Por instrucciones del Virrey Antonio de

                       Mendoza, el explorador Vázquez de Coronado partió en 1540 con un pequeño ejército

                       y con 150 reses, muchas de las cuales fueron consumidas en el trayecto, pero algunas
                       debieron quedar asilvestradas.
                    4) Expansión hacia el norte por la Meseta Central, gracias a las grandes superficies cubiertas

                       con pastos naturales; estos ganados criollos dieron lugar a las razas de la Sierra Madre Oc-

                       cidental de México (Nayarit).


                    El ganado bovino pronto se integró a la vida económica novohispana, al abundarse de ma-

               nera asombrosa en las tierras recién conquistadas. Su número fue aumentando debido a que se

               continuamente se solicitaba a la Corona el envío de machos y hembras de todos los ganados
               mayores y menores, desde vacunos y equinos hasta aves de cacería:



                         Los animales, al encontrarse con ricos y extensos pastizales sin guardas ni cercas, siguieron su
                    instinto centrífugo de libertad en busca de aguadas y pastos salitrosos. Así, el ganado se crió libre-
                    mente sin hierro ni señal, orejano, reproduciéndose en progresión geométrica. (Tudela, 993: 138)




                    Para el año 1555 era de tal magnitud la cantidad de ganado bovino, que, el virrey Luis de

               Velasco dirimió una disputa entre indios del valle de Toluca y algunos españoles respaldados por
               las mismas autoridades de la Iglesia; los naturales solicitaban que se retiraran de dichas tierras las
               “150,000 cabezas de vacas y yeguas en más de 60 estancias” por el gran daño que ocasionaban en

               sus sementeras y haciendas, y que ni siquiera podían salir de sus casas porque los toros los corrían

               y los mataban (Tudela, 1993: 180). La decisión del virrey se adelantó a su época, al mandar que se
               construyera una cerca de piedra y palos para dividir las estancias de las tierras de los indios, misma
               que tenía “más de diez leguas por cordel”, es decir, unos 55 kilómetros por lado.

                    Este alejamiento de los hatos ganaderos respecto de pueblos y ciudades tuvo como con-

               secuencia que los pequeños ganaderos tuvieran que dejar la actividad, y fueron los poderosos






                             Universidad Autónoma de Chiapas
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