Page 150 - Salud y políticas públicas
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MARÍA NATIVIDAD ÁVILA ORTIZ 150 ANA ELISA CASTRO SÁNCHEZ GERARDO GARZA SEPÚLVEDA “Pues, en la casa era mucho, porque se juntaban todos los de la familia, y cada quien traía una cosa, y había pos, pos bastante comida, porque pos cada quien traía una cosa, y nos lo comíamos el veinticuatro o el día último. ¡Uy!, pues lo más sabroso que hacía, como se llama, una carne, este, de res guisada muy sabrosa en el cocedor, hacíamos carne de puerco, una pierna también, o pavo se hacía, se juntaban todos, éramos como veinte los que nos juntábamos” (Mayela, 70 años). Los adultos mayores hicieron referencia a la importancia que tiene la alimentación como fuente de salud, manifestándolo de diversas maneras. “Yo como lo que me dan, porque te digo, si no como, pues me enfermo, pues mejor me como lo que me dan” (Eva, 86 años). “Lo que me como es casi a fuerzas, porque tiene uno que comer sino, se muere” (Mariela, 83 años). En relación a este punto, el cuerpo para los adultos mayores también deja de funcionar porque ya no se alimentan adecuadamente, para ellos la comida es necesaria para fortalecerlo (Arroyo, Ribeiro, Mancinas, 2011). Diversos trabajos han demostrado que la dieta tiene efectos sobre la salud, tanto a corto como a largo plazo, de tal forma que la alimentación es considerada como uno de los factores principales de la prevención de enfermedades crónicas (Falque, Piñero, Zambrano, Qunitero, Ga- barron y Arias, 1996; Cabello y Verónico, 2012). “A mí no me gusta la comida de aquí, pero este, pos como quiera como, pos tiene uno que vivir, si no pos, me voy más pronto, ¿verdad?” (Natalia, 90 años). Uno de los cambios más enunciados a los que se enfrentaron los adultos mayores al ingresar a la casa de reposo fue al cambio de alimentación, ya que los entrevistados aseguran que las for- mas de preparación de la comida y los alimentos que consumían en su casa, son muy distintos a los que reciben en la casa de reposo: “A mi gustaba comer de todo, hamburguesas, pollo frito, carne, todo lo que tuviera grasita” (Ma- riana, 68 años). “Pues mi esposo era muy basto, el compraba siempre todo… llegaba, a la carnicería, llevaba los platos así de puros bistecsotes, y me llevaba lo que necesitara… la comida pues allá era muy variada, había mucha comida” (Mariela, 83 años). Universidad Autónoma de Chiapas