Page 151 - Salud y políticas públicas
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SALUD Y ALIMENTACIÓN EN ADULTOS MAYORES RESIDENTES DE CASAS DE REPOSO 151 “La comida era sencilla, una carnita, sopita de arroz o sopa de espagueti y más o menos normal” (Teresa, 79 años). Por lo tanto, su visión particular respecto a la actividad de alimentarse y el gusto de comer varió drásticamente una vez que ingresaron a la casa de reposo. “La mera verdad, lo que pasa es que a veces no son buenos cocineros, te hacen, pues comida que uno no quiere, pues este, también, pues no estoy muy acostumbrada a ciertas maneras y pues tienes que acostumbrarte a nueva comida, pues comidas muy diferentes” (Teresa, 79 años). “No me gusta muy bien lo que hacen, como quiera me lo como, pero este, ni me fijo lo que me dan (se ríe) es que está uno acostumbrado a unas cosas y luego vienes y te acostumbras a otras” (Eva, 86 años). Todas las personas entrevistadas manifestan que hay cambios importantes en su actitud y prácticas respecto a la alimentación al ingresar a la casa de reposo, sin embargo ellas señalan que a pesar de que no les guste la preparación o el tipo de comida se tienen que “aguantar y agradecer”. A continuación, se rescatan algunos de los signifcados y prácticas alimentarias más importantes: “Yo no digo nada, me aguanto pero eso no me agrada mucho, me lo como, no lo desprecio para nada” (Pilar, 88 años). “Pero yo todo me como, oye pues si uno no, después nos vamos a quedar sin comer lo que hay, hay que agradecer” (Ángela, 85 años). “La cocinera que está aquí, no cocina muy bien, pero pues ni modo, nos tenemos que aguantar” (Teresa, 79 años). Los adultos mayores, dejaron entrever que la alimentación actual y la consumida anterior- mente en sus hogares son diferentes, por ello en ocasiones se presentan sensaciones de confor- mismo, pérdida de la tranquilidad, frustración y limitación. “yo comía mejor en mi casa, pero, pos ni modo” (Mariela, 83 años). Universidad Autónoma de Chiapas
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