Page 52 - EL LENGUAJE COTIDIANO
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EL LENGUAJE COTIDIANO DE LOS ESTUDIANTES
52 UNIVERSITARIOS, DESDE LAS VOCES DE SUS ACTORES
En cambio, los perjuicios, las intenciones, las emociones y las sutilezas de la sociedad, las
han convertido o maldecido en medios de reacción, de insulto, y hoy la tradición las valora
como majaderías ambiguas, sin contenido transparente. Palabras inmersas en un lenguaje cier-
to de languidez.
Tal es el caso, también de palabras de sana consonancia como hijo, pero que expresadas
con cierto tono, se convierten en malsonantes. La frase es un hijo… sin agregar nada más; es
bastante para insultar a una persona o referirse a ella juzgando su conducta como carente de
escrúpulos. En cambio y retornando a la palabra cabrón, no es lo mismo decir “este cabrón es
un chismoso” que afirmar en tono afable, y en ocasión apropiada: “¡Que gusto de verte, cabrón!.
¿Queda claro que el maléfico insulto puede convertirse en un halago, en un tratamiento
amistoso?.
A veces surgen expresiones festivas como esta: furor ultramarino (furor uterino).
La tendencia del español mexicano para dar una capacidad metafórica a las palabras es muy
viva, principalmente en la expresión oral de los jóvenes universitarios, donde existe una gama de
palabras que toman casi siempre un empleo figurado, que no corresponde al del uso real.
De aquí la abundancia de los cambios por metáfora: churro (suerte), mariposilla (sexo-
servidora), latir (tener preferencia a algo).
El empleo de eufemismos es tradicional en nuestro lenguaje, principalmente cuando que-
remos eludir asuntos desagradables, funciones sexuales o fisiológicas y estados anímicos, o
sencillamente dar un nuevo nombre a una cosa sin usar el habitual.
Mencionaré elementos de este lenguaje secreto:
- Con referencia a los órganos sexuales, la presencia de numerosos vocablos involucra el ocul-
to disimulo: reata, yoyo, aquellito, la maciza.
Universidad Autónoma de Chiapas