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EL LENGUAJE COTIDIANO DE LOS ESTUDIANTES
66 UNIVERSITARIOS, DESDE LAS VOCES DE SUS ACTORES
Las modificaciones que las jergas aportan a la lengua nacional se circunscriben, fundamen-
talmente, al léxico y a la pronunciación. Sin embargo, como afirman Ducrot y Todorov (1974),
no siempre es posible distinguir tres aspectos relacionados con esas modificaciones: 1) la na-
turaleza particular de las cosas dichas; 2) la voluntad de no ser comprendido; y 3) el deseo del
grupo de señalar su originalidad.
La lengua es un poderoso factor de identificación y cohesión. André Martinet
(1989), afirma: “Lo que a un individuo le da conciencia de pertenecer a un grupo social es,
antes que nada, la lengua”. Dellepiane (1991) es más específico:
“Toda agrupación de personas que observa los mismos hábitos, o persigue los mismos propósitos, o
hace una vida más o menos común, tiende, naturalmente, a formarse un argot que la distingue de
las demás corporaciones o agrupaciones, que la aísla en la sociedad, que vincula a sus miembros
con un lazo de compañerismo”
El lenguaje parece tener un papel relevante en el desarrollo mental de los adolescentes y
de su horizonte de posibilidades. El psicólogo Daniel Schmukler (2000), miembro de la Aso-
ciación Psicoanalítica Argentina (APA), asegura que el lenguaje común de los adolescentes se
relaciona con el doble juego de crear, por un lado, una jerga que los identifique como grupo y,
por otro, que los diferencie de los adultos.
Esta utilización de un lenguaje común tiene que ver con la edad y con la etapa de desa-
rrollo y de transición de la adolescencia a la vida adulta. Por eso es que los expertos aconsejan
a padres preocupados por el lenguaje de sus hijos que “no se alarmen”, ya que es parte del
crecimiento sano de todo individuo.
Universidad Autónoma de Chiapas