Page 42 - Fútbol y globalización
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FÚTBOL Y GLOBALIZACIÓN
42 MEDIOS, MERCADOS E INCLUSIONES
De ahí que optemos por un análisis que baje del nivel macro a un nivel micro o cuando
menos intermedio, en donde diferentes interpretaciones y usos del fútbol y significados en sí, se
anteponen a esa reduccionista visión opiácea del fútbol. Es lamentable que esta opiacización del
deporte deje en el confort a una crítica que se antoja en momentos más como elitista. Y es que,
solo con atender la alta rentabilidad de los deportes como el fútbol (derechos de transmisión y
mercadotecnia), nos ofrece ya un abanico de oportunidades de análisis donde confluyen factores
económicos y sociales a distinguir.
El título replica parte de las ideas que Lipovetsky y Serroy (2015) manejan para explicar, en
el caso de ellos, la conversión del sistema capitalista en un mundo cruzado ampliamente por la
estética. Nuestro aserto comparte el enunciado, pero matizamos algunos aspectos en los que no
coincidimos, para añadir que en esta estetización del mundo también cabe señalar al fútbol como
epifenómeno de comunicación con fuertes explicaciones desde la sociología y la antropología. La
tesis que sustentan Lipovetsky y Serroy revisa la potencia de la plataforma de comunicación que
impulsa lo que se llama el capitalismo de hiperconsumo. Se trata de un mundo de marcas, diseño,
moda, cine, espectáculo en general, y al que habría que agregarse al deporte y, en concreto, al
fútbol, como una de las palancas económicas de la actualidad en el ámbito del entretenimiento.
La maquinaria creativa y artística del capitalismo está centrada en un hedonismo sin preceden-
tes (Lipovetsky, 1998). La industria del consumo está sobresaturando los mercados audiovisuales
a tal grado que ya se puede declarar que es un capitalismo estético. Es verdad: la historia secular
del capitalismo ha cambiado y ahora los universos no están separados, la producción industrial y
la producción cultural comparten la misma palestra. Hay que recordar que la sociedad globalizada
coopta los actores que viven las tensiones entre los elementos pertenecientes a especificidades de
los pactos nacionalistas y elementos sujetos a sociedades más abiertas. Los valores emanados de
cada uno se encuentran en franca tirantez, cada vez que se visibilizan unos por encima de otros.
Pero el fútbol, curiosamente, resulta un puente entre los eventuales proyectos en pugna. Al
contrario de una posible tabla rasa que plantean Lipovetsky y Serroy, en donde la estética sustituya
a la religión y a la ética, nos parece que la prevalencia de una, o su hegemonía, no aniquila de facto
a lo otro. En todo caso, hay la oportunidad de que estos elementos convivan sin desplazarse, y, es
más, reaparecen y se posicionan de acuerdo con roles que constituyen las identidades modernas
(Huntington, 1998). Lo curioso del fútbol es que ata dos visiones del mundo antagónicas. El, en
apariencia, mundo agonizante del nacionalismo se liga de inmediato al mundo de la globalización a
Universidad Autónoma de Chiapas